San Martín, 200 años del Cruce De Los Andes
San Martín, 200 años del Cruce De Los Andes
Se venían respirando aires de independencia desde 1810 después de la Revolución de mayo, se sufrieron muchas batallas en el medio y por estas mismas los españoles fueron empujados hacia el norte, donde se hicieron mas fuertes. Sin embrago, con el tiempo estos movimientos revolucionarios quedaron pausados y se volvieron mas débiles por la resistencia de grupos americanos leales a la corona española.
Por el 1814 San Martín comenzó a organizar un plan para expulsar a los realistas del país, se dio cuenta que no podría hacerlo desde el norte (camino del Alto Perú), porque allí se centraba todo el poder español, entonces elaboró un plan para atacar el enemigo en Chile y seguir por mar a Perú, algo que sonaba muy utópico.
San Martín sabia que para concretar su proyecto necesitaba poder político y militar, por eso pide que lo nombren gobernando-intendente de cuyo. Fue un gobernador que fomentaba la agricultura, la metalurgia (se fabricaban cañones y fusiles), la educación popular, la cultura popular, fundó bibliotecas, fundó escuelas, creó un sistema impositivo muy justo donde pagaban más los que más tenían. San Martín decretó que la mitad de los sueldos de cargos públicos fueran donados, creó impuestos al vino y agua ardiente. Declaró pública las tierras de los españoles fallecidos.
El pueblo aportó todo lo que tenia para colaborar con la causa: hombres, mantas, comida, animales. El Cruce de los Andes no hubiera sido posible sin el apoyo del pueblo de Mendoza. Pero...¿y Buenos aires? En Buenos Aires había asumido Pueyrredón como Director Supremo, y aunque se llevaba bien con San Martín no le daba el apoyo exigido por el General.
“Si no puedo reunir las mulas que necesito me voy a pie… sólo los artículos que me faltan son los que me hacen demorar este tiempo. Es menester hacer el último esfuerzo en Chile, pues si ésta la perdemos todo se lo lleva el diablo. El tiempo me falta para todo, el dinero , la salud mala, pero así vamos tirando hasta la tremenda.”
Antes de la gran odisea andina que seria protagonista San Martín, hubo un hombre que se animó a cruzar solo la cordillera: Álvarez Condarco. Un militar, cartógrafo, secretario privado y agente importante del Libertador, con una gran memoria. San Martín necesitaba un mapa de la zona a cruzar, lo envía a Condarco por el Paso de los Patos para levantar unos planos y con un acta de la independencia argentina, con la excusa de entregar a Marcó del Pont, gobernador realista de Chile, estos papeles. Parecía un acto suicida, pero el plan resultó como San Martín pensaba. Marcó del Pont tuvo el leve pensamiento en ejecutar a Condarco, pero afortunadamente lo expulsó por el camino mas rápido, el de Uspallata, de esta manera San Martín ya sabia cual era el camino mas corto y directo para llegar a Chile.
El ejército de los andes llevaba 10 mil mulas (llegaron a Chile menos de la mitad), 1600 caballos 700 reces (que utilizarían como alimento), 5500 hombres, 22 piezas de artillera, todo esto debería pasar por una camino muy angosto. Se alimentaban de pasta de charqui (carne seca y salada molida con grasa y picante hervida en agua) algo así como una sopa energizante. Como no tenían cantimploras utilizaban los cuernos de vaca como recipientes, y se cuenta que también llevaban agua ardiente o vino para apaciguar el frío.
San Martín padecía graves problemas de salud: pulmonares, reuma y úlcera estomacal. En varias ocasiones debió ser trasladado en camilla ya que su salud era complicada, a pesar de estos avatares su pasión por la lucha se hacia notar: “Estoy bien convencido del honor y patriotismo que adorna a todo oficial del Ejército de los Andes; y como compañero me tomo la libertad de recordarles que de la íntima unión de nuestros sentimientos pende la libertad de la América del Sur. A todos es conocido el estado deplorable de mi salud, pero siempre estaré dispuesto a ayudar con mis cortas luces y mi persona en cualquier situación en que me halle, a mi patria y a mis compañeros.”
Los soldados del ejército libertador tuvieron que soportar grandes cambios de clima. De día el sol es muy fuerte y se llega a temperaturas de más de 30 grados mientras que en la noche, el viento helado, con mínimas de 10 grados bajo cero, puede llevar al congelamiento. Durante la travesía, la altura promedio fue de 3.000 metros, lo que provocó en muchos hombres fuertes dolores de cabeza, vómitos, fatiga e irritación pulmonar.
El cruce de los andes tuvo varios frentes, la intención de San Martín era que el enemigo no supiese por donde llegaría el ataque, planeó que todas la divisiones (Los Patos, Uspallata, El Portillo, El Planchón) se encontraran entre el 6 y 8 de febrero 1817 del lado chileno. Con excelente precisión se reunieron el 8. Las divisiones tomaron los pueblos de San Antonio y Santa Rosa, establecieron una zona liberada y lanzaron el ataque fulminante sobre Chacabuco.
El 12 de febrero de 1817 las tropas realistas se encontraban apostadas junto el Cerro Chacabuco, San Martín desplegó dos flancos, uno a la izquierda a cargo del chileno O'Higgins y a la derecha al mando de Soler. A la madrugada del día 12 el ala izquierda se puso en contacto con los realistas, la resistencia era sostenida y el combate parecía indefinido, hasta que cerca del mediodía llegó el ala de Soler, lo que definió la batalla. Los realistas dejaron en el campo 500 muertos, 600 prisioneros y mucho armamento; los patriotas perdieron solamente 12 hombres y 120 heridos . Dos días después las tropas del libertador entraron en Santiago, un cabildo abierto le ofreció el gobierno, pero él no lo aceptó, los realistas evacuaron sus fuerzas hacia el sur de Chile y la noche 19 de marzo de 1817, sorprendieron al ejército de los andes en la planicie de Cancha Rayada destruyendo gran parte de la organización militar patriota. Las fuerzas libertadoras una vez reorganizadas, derrotaron al ejército realista cerca del Río Maipú el 5 de abril 1818. Con la victoria de Maipú empezaba el fin del dominio español en Sudamérica.
El gobierno de Buenos Aires le promete a San Martín 500 mil pesos para su campaña libertadora, pero solo le llegan 300 mil.
"Los españoles creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan, vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos han que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa nada. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje."
La liberación de Chile motiva a otro libertador americano, Simón Bolívar, que había recuperado Bogotá formando la Gran Colombia. El gobierno chileno le da a San Martín la ayuda que el gobierno argentino le había negado, armó una escuadra al mando de Thomas Cochrane y por mar llegó al Puerto de Pisco, Perú.
El 12 de septiembre la flota libertadora llega al puerto se aprovisionan de víveres, de hombres y marchan Lima. San Martín bloqueó el Puerto de Lima mientras que el General Arenales marchó al interior para sublevar a los indígenas, y obtuvo un importante triunfo de Pasco a partir de esto el Virrey se asustó y propuso una amnistía cosa que San Martín no aceptó. La lucha continúa por tierra y por mar hasta que julio de 1821 el ejército libertador puede entrar en Lima y liberarla, el pueblo feliz le entrega a San Martín el estandarte de Pizarro.
Habían pasado 3 siglos desde que Pizarro usurpó el Imperio de los Incas instalando un régimen de terror y de saqueo. San Martín pudo cumplir su deseo de liberación en aquella tierra. En ese mismo lugar proclamó la Independencia de Perú, formando un gobierno independiente, nombrando a San Martín como protector del Perú con poderes civiles y militares.
El gobierno de San Martín en Perú fue excelente, organizó el Estado, fundó bibliotecas, abolió la esclavitud, terminó con el tributo indígena impuesto por los españoles desde siglos.
En mayo de 1822 San Martín decide mandar una misión a Buenos Aires para pedir ayuda y terminar con la guerra contra los españoles, Rivadavia se lo niega. Entonces el libertador se da cuenta que la ayuda no llegara nunca y toma la decisión de pasar la comandancia a otra persona: Simon Bolívar.
“El temperamento de este país me lleva a la tumba, en fin, mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles y mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho de disponer de mi vejez”.
Le negaron siempre apoyo militar y político, le ordenaban abandonar la campaña libertadora para ir a reprimir con su ejército a los opositores, es que el gobierno de Buenos Aires estaba mas preocupado por defender las rentas aduaneras que la independencia.
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