Roma. El imperialismo en la República romana


Roma. El imperialismo en la República romana


Desde el inicio de la República de Roma, la capacidad para servir en el ejército romano dependía de tener la riqueza suficiente, lo que significaba que el servicio militar de 16 años, no era sólo un deber o una responsabilidad, sino que era un privilegio. 


El reclutamiento de los ciudadanos romanos consistía en unos 5000 hombres, y estos reclutas se solían seleccionar de entre 17 y 43 años. Aquellos que resultaban los mejores deberían presentarse en Roma, donde se seleccionaba a los mejores de estos.

Durante su relato de la guerra púnica, Polibio nos habla del ejército romano, al que parece admirar en todo su esplendor. Esta admiración de Polibio por el arte de la guerra romana, se entiende en el contexto social y político de la época, en el que las ambiciones imperialistas de Roma se veían como legitimas sobre cualquier pueblo.

"En general los romanos utilizaban la violencia para todo, creídos de que sus propósitos deben forzosamente llevarse a cabo, y de que nada es imposible para ellos". Polibio (1.37.7).



Imperialismo


Tradicionalmente, las clases altas romanas entendían la gloria como un modo para conseguir ascensos sociales, y solamente se podía conseguir en los campos de batalla. Estas clases altas deberían intentar conseguir un mando militar para llevar a cabo sus hazañas bélicas, con el que conseguirían el honor de un triunfo militar, que era el culmen de cualquier logro senatorial.

Aunque el pueblo romano tenía la ultima palabra en las declaraciones de guerra, estaba claro que esos grupos de poder siempre pretendían llegar a los conflictos bélicos, que para ellos eran tan importantes. No solo las clases altas ganaban, sino que el enriquecimiento de las campañas militares llegaba a todos. Los propios soldados conseguían una proporción del pillaje, y en las guerras más triunfales también el pueblo se era beneficiado.

Los beneficios directos de la guerra no eran lo único que enriquecía a Roma, también la posterior ocupación tenían grandes ventajas. Por ejemplo, la isla de Delos fue declarada puerto franco, sin tasas portuarias, lo que llevo a muchos italianos a trasladarse allí, y el lugar se convirtió en un gran puesto de comercio que unía Italia con el Oriente griego.

La expansión romana parecía inevitable por las grandes ventajas que reportaba. Los romanos no tenían un plan para la toma del Mediterráneo, pero tampoco tuvieron grandes dificultades en su expansión hacia Oriente, lo que fue gran fuente de riqueza para Roma.


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