Cortador de alambre acorazado en la Primera Guerra Mundial

Cortador de alambre acorazado en la Primera Guerra Mundial



En 1914 comenzaba uno de los conflictos bélicos más grandes de todos los tiempos, no solamente por el numero de países implicados en la contienda, sino también por el numero de bajas militares y civiles. La Primera Guerra Mundial fue uno de esos episodios que dejan huella en las generaciones posteriores, y que ademas, sirven como punto de partida para conflictos futuros.





El frente occidental de la Primera Guerra Mundial se fue convirtiendo con el paso del tiempo, de un frente móvil y flexible, en un entramado de fortificaciones improvisadas y trincheras cavadas en el barro. Entre cada uno de los ejércitos que se enfrentaban, surgían cientos de metros de alambradas que dificultaban cualquier avance enemigo, reduciendo la movilidad de los hombres en caso de carga hacia las posiciones contrarias. Este tipo de alambradas era una barrera impenetrable que debía ser anulada para realizar cualquier ofensiva, por lo tanto era trabajo de los soldados más intrépidos el adentrarse bajo la oscuridad de la noche en este campo de espinos metálicos, e ir abriendo paso a sus compañeros. Pero en muchas ocasiones este trabajo era demasiado peligroso, cayendo fácilmente bajo el fuego de ametralladoras o de algún tirador enemigo.

El ejército francés diseño varias herramientas útiles para reducir la mortalidad de los soldados que se dedicaban a cortar el entramado de alambres. Uno de más incómodos y menos seguros, era la coraza metálica, utilizada como antaño por los soldados de la antigüedad. Esta coraza protegía gran parte del cuerpo del soldado, pero limitaba su movilidad, ya que pesaba unos  11 kilos.


Las cabezas pensantes de los ejércitos no dejaban de buscar opciones mucho más eficaces, y pronto las encontraron. El cortador de alambre acorazado fue una de las más curiosas, pero también una de las más efectivas, ya que el cuerpo del soldados permanecía casi en su totalidad a cubierto de los disparos.


Este invento llevaba a otro nivel el modo de cortar el alambre enemigo. Su capacidad para moverse entre el terreno llano y plagado de alambradas, era asombrosa. Pronto el Cortador de alambradas fue uno de las herramientas que sorprendieron al gran publico de la época, quedando constancia en la revista Popular Science Monthly de mayo 1917. La revista explicaba que el invento estaba diseñado para parecer un cañón roto y pasar inadvertido a los ojos del enemigo. Las ruedas eran silenciosas y estaba equipado con numerosas aberturas para poder cortar los alambras.






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